UNA VIEJA FRASE OLVIDADA
Por: Eduardo Quevedo Serrano
Tenía muchas ideas en la mente, pero pocas pistas acerca de cómo empezar.
Son tantos años fuera de Chimbote, y debo confesar que he perdido contacto con personas y la dinámica misma de nuestro puerto.
Para remediar esta situación, contacté a mi viejo amigo Bernardo Cabellos Sabino.
Él sí tenía una idea clara de las personas y los lugares que deberíamos ver. Y así lo hicimos por varios días.
Otra vez, entonces, me sentí como pez en el agua de Chimbote. Volví a recorrer nuestro puerto con el mismo sentido de novedad de la niñez, cuando deambulaba con mi cajón de lustrabotas buscando clientes. Y con la misma soltura de mi adolescencia, cuando manejaba mi vieja bicicleta por cada vericueto de la ciudad.
De esta manera me fui sumergiendo en un torrente de recuerdos de la historia galvista.
Pero a pesar de las diarias tertulias con gente del ayer, aún no volvía a mi mente una vieja frase que leí de niño y que luego, por varias décadas, devino sepultada en las regiones cada vez más amplias de mis propios olvidos.
La leí a comienzos de los setenta. Y recuerdo que mi cuerpo se escarapeló de pies a cabeza mientras en voz baja musitaba cada una de sus palabras.
Vista actual del ex local del José Gál-
vez FBC en la cuadra ocho del jirón
Francisco Pizarro de Chimbote, Perú
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De tal suerte que, durante los años ’70, yo tuve la oportunidad de ver a los jugadores galvistas con la misma frecuencia que uno ve a sus conocidos en el vecindario.
Por aquellos tiempos, frente al local del equipo de la franja roja vivían tres hermanas buenas mozas que eran mis amigas. La mayor y la menor eran enamoradas de dos jugadores galvistas. La otra hermana tenía un gusto posiblemente menos sofisticado, y por algún tiempo fue “mi chica”, que es la manera como entonces llamábamos a los amores tiernos de la adolescencia y la juventud.
Así, la chica y el local galvista fueron dos buenas razones para mantenerme imantado a la octava cuadra de Pizarro.
Durante las noches que podía escapar a la vigilancia de mi padre, me iba para aprender ternuras de adolescencia y, también, ver a mis ídolos del balompié.
Y uno de esos días por primera vez tropecé con aquella vieja frase.
Para entonces yo entraba al club del Gálvez como si fuera la sala de mi propia casa. Pero esa noche súbitamente reparé en un gran cuadro enmarcado en madera que se encontraba colgado en una de las paredes.
El cuadro tenía una frase impresa con letras negras sobre un fondo blanco, y una franja roja atravesaba diagonalmente la lámina de derecha a izquierda.
Yo leí la frase aquella noche, y todas las noches siguientes. Y siempre con la misma emoción de los años limpios de la temprana edad.
Después de algunos años la olvidé.
Durante mi última visita a Chimbote, alguien me alcanzó una revista galvista que contenía, entre otras cosas, unos breves apuntes sobre la biografía de Víctor Hugo Guevara Herrera, el correcto back central que jugó por el José Gálvez FBC durante parte de la década setenta e inicios de los ochenta.
Noté que la revista consignaba como su fecha de nacimiento el 26 de febrero de 1973. Lo cual, obviamente, era un error pues recordaba que cuando yo inicié la secundaria en el colegio San Pedro en el año 1973, Víctor ya estaba de salida.
Comenté este detalle a mi amigo Bernardo, y él me dijo: “Vamos a preguntárselo a él mismo, él trabaja en el municipio”.
Así que cruzamos la Plaza de Armas de Chimbote, llegamos al local central de la municipalidad y ubicamos a Víctor Hugo. Él señaló que 1953 era lo correcto. Luego conversamos por unos momentos, y a continuación vino una pausa.
Después de este silencio, Víctor me dijo:
“Eduardo, cuando en 1974 yo llegué al local del club en la calle Pizarro, en una pared había un cuadro bien grande. Este cuadro tenía una frase con letras negras y una franja roja atravesada en el fondo. Y la frase decía...”.
Y en ese instante, así, de golpe, recordé la vieja frase olvidada.
Pero Víctor tenía el uso de la palabra, y lo escuché:
“Lucir en el pecho el emblema del José Gálvez FBC es un honor y un orgullo, llévalo con dignidad y con hombría, demuestra que eres un deportista, un caballero, un galvista, un chimbotano”.
Cuando Víctor enunciaba estas palabras, yo ya no me encontraba ahí, junto a él, en su oficina.
Yo había retrocedido casi cuarenta años en el tiempo. Y otra vez era un adolescente. Y una vez más me vi de pie frente al cuadro de madera que contenía la vieja frase. Y nuevamente sentí la fuerza de su mensaje.
Durante aquel instante de reencuentro con mi adolescencia, recité en mi mente la vieja frase. Mientras lo hacía, sentí que un eco repetía mis palabras.
Era la voz de Víctor Hugo que había terminado de decirme la misma frase.
Y yo volví a la realidad.
Era casi el mediodía del martes 27 de julio del año en curso, y debía regresar al barrio San Isidro para almorzar con mi familia.
En el trayecto a casa seguí pensando en la vieja frase olvidada, y en las promesas e ilusiones en general que se olvidan.
Unos días después, en el avión que me traía de vuelta a New Hampshire, los mismos pensamientos venían conmigo.
Una confesión final.
Durante las últimas semanas he tenido la bendita frase en mi cabeza sin poderla evitar.
Este escrito es un intento por liberarme de ella.
New Hampshire, USA
Septiembre, 2010
NOTA:
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Ed: Very nice picture formating. The story looks even better than the work version.
ResponderBorrar(Traducción: Buena composición fotográfica. En cuanto al texto, parece ser mucho mejor que los borradores que me has ido contando en el trabajo)
Dicen que "recordar es volver a vivir". Esta frase debería tener vigencia y estar inscrita en los estadios, en banderolas y en mente de cada buen galvista porque encierra verdaderos valores deportivos y por su importante trascendencia a las nuevas generaciones que hace alimentar su pertenencia, amor por lo suyo, el "Puerto de Oro" de Chimbote, el deporte, la disciplina y el equipo porteño. ¡Felicitaciones!
ResponderBorrarEstimado Eduardo:
ResponderBorrarHay frases que son voces de orden en nuestras vidas, frases que dictan derroteros, que encierran historias, frases que siendo añejas, tienen latente repercusión; esta es una de ellas, te traslada rauda a una determinada época pero simboliza la compañía de tu biografía entera.
Nunca puedes liberarte de lo que es inherente a tu ser, tampoco puedes evadirte de lo que en ti vive, tu caballerosidad, va ligado con tu chimbotanismo, ambos se protegen y cuidan de tu saber estar.
Una duda, hace algun tiempo, un lustrabotas, que estudió su secundaria en Chimbote, e hizo estudios superiores y vivió en USA, fue Presidente de Perú, acaso la historia se repetirá?.
Saludo tu talento, celebro la compañía de Bernardo, buen guía para mas de un horizonte.
Te admira.
Motta.
Que bueno que al fín recordaste la vieja frase olvidada. Es una excelente catarsis ¿verdad?
ResponderBorrarPero.... en el tintero quedó, haber ido al local del José Gálvez SÓLO para el reconocimiento de los viejos recuerdos, en especial de la frase olvidada, más.... por ser ya casado con una linda, noble y buena mujer.... solo quedó en el tintero, "la ex- Chica" de la adolescencia que mencionaste a inicios de este escrito, como otro de los motivos de estar por la octava cuadra del Jr. Pizarro - Chimbote y, a quien no pudiste verla, ni de lejos, ni de cerca, ni de reojo, y ni siquiera por curiosidad. Eso se llama Fidelidad!
que hermosos recuerdos ¿verdad? Es elogiante las palabras que se recuerdan con el corazón y aun más cuando uno piensa que están olvidadas. Ahí están esas hermosas frases que nos hace regresar al pasado que nunca regresa.
ResponderBorrarTambien vivo en el extranjero(España).En una de mis visitas a Chimbote,acudí a un Restaurante que tenía en sus paredes Muchas fotografias y recortes periodísticos de la época dorada del José Galvez.Este lugar está ubicado en La urb. Canalones,le llaman "El Salpresito".Sería importante contactar con este propietario y poder disfrutar de toda esta documentación.
ResponderBorrarNuestro amigo Rolando (disculpa Rolando la ligeresa de llamarte así) dice: HAY FRASES QUE SON VOCES DE ORDEN EN NUESTRAS VIDAS.
ResponderBorrarSentí que todo estaba dicho.
Eduardo, escribes y veo tus historias como si fueran una película, debe ser por que soy chimbotano.
Gracias por este blog amigo y hermano Eduardo.
Te leo y vuelvo a ser adolescente, haces que los recuerdos broten cual semilla sembrada en tierra fértil.
MARCO ARROYO.
Eduardo,
ResponderBorrarUna vez mas te felicito por tu narrativa. Es muy interesante tu manera de plasmar tus vivencias, pues el que te lee se siente dentro de la historia. Felicidades!!! "Recordar es volver a vivir".
Isbel
Isbel:
ResponderBorrarY otra vez más te agradezco tus palabras. Es un placer contar con tu lectura y también recibir tus generosos comentarios. Mucha suerte.
Un abrazo,
Eduardo
Como todos dicen, RECORDAR ES VOLVER A VIVIR hermano y tu lo has hecho y lo haces de una manera que llega al corazón de cada lector de tus emotivas páginas del blog....ADELANTE y mucha suerte en tus demas proyectos futuros.
ResponderBorrarMARY, BERLIN-ALEMANIA
Mary:
ResponderBorrarMuchas gracias. Mucha suerte por Alemania, y continúa leyéndonos!
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo, para mí fue un gusto volver a encontrarnos en Chimbote después de tres largos años, además que puede volver a reencontrarme con tu familia (Tu esposa Terry e Hija Dorothy Elsa), y también visitar tu hogar aquí en nuestra ciudad y ver a tu señora madre y tus hermanas. Para mi fue un placer poder acompañarte en estas pesquisas que representaban un gran proyecto en ese momento, hoy una realidad y de magnitud aún insospechadas. Pero conociendo tu arte, ha sido algo simplemente exitoso. Pude notar en el camino de la construcción de tu trabajo el ingente torrente de colaboradores, sin duda alguna, valiosos aportes a tu anhelo.
ResponderBorrarLo maravilloso del recorrido por las calles de nuestro querido Chimbote, para mí era recordar nuestra adolescencia, cuando caminábamos como aquellos religiosos dejando un mensaje de nuestra fe social, tocando puerta tras puerta. Esta vez había otra misión, era la de recopilar la mayor parte de información de los actores de tan inolvidables momentos, quienes eran los jugadores de José Gálvez de aquel entonces.
En esos días que caminamos juntos, nuestras tertulias eran interminables, hablando sobre futbol de todos los tiempos en Chimbote y recordando a las amistades, solo agradecerte por permitirme compartir gratos momentos de tu trabajo. Aaaaahh, espero pronto el libro.
Un abrazo.
Bernardo Cabellos Sabino
Bernardo:
ResponderBorrarIndudablemente que fue grato compartir este proyecto en Chimbote. Creo que hicimos un buen trabajo entrevistando y tomando notas de tanta gente del ayer. Te agradezco nuevamente por tu ayuda. Actualmente se está trabajado en la edición del libro, gracias por los buenos deseos!
Un abrazo,
Eduardo
Es una frase que debe ser conocida por el buen chimbotano e hincha galvista, que refleja la esencia del deporte.
ResponderBorrarWilmer
GRACIAS POR COMPARTIR TUS RELATOS EDUARDO,, BUEN FINDE MUCHAS BENDICIONES
ResponderBorrarCómo diria el dicho: fue sacada la espina de la garganta. Liberado todo!!! , ya no hay atoro. 😂😅🤣
ResponderBorrarEs un gusto leer tus relatos mi estimado Eduardo, quien no recuerda al José Galvez, equipo de fútbol que todo chimbotano debe tener guardado en su mente y corazón por lo que fue en ese entonces, gracias por este lindo relato. Saludos y un abrazo a la distancia. Bendiciones y éxitos.
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