17 septiembre, 2011

LA SIEMBRA DEL COLOFÓN

LA SIEMBRA DEL COLOFÓN
POR: ROLANDO LUCIO ROQUE (*)
Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida”.  Mario Benedetti.
Rolando Lucio Roque
Contraviniendo la unánime opinión de sus lectores, el bueno de Eduardo Quevedo, ha decidido cerrar esta muy visitada bitácora, “El Rincón de los Recuerdos”; él ha argumentado razones personales para sustentar su decisión, confieso que no hemos estado de acuerdo con la osadía de esta resolución,  pero mayor ha sido su atrevimiento, cuando fiel a su espontaneidad, -la misma que conozco hace mas de treinta años-, nos ha solicitado escribir unas prosas a modo de colofón de esta extensión que ha cumplido con la primigenia idea para lo cual fue creada, vale decir, llenar un espacio de la historia de una ciudad y de un club, que el propio autor en su momento no halló en las crónicas que revisó con minuciosidad.
Al principio nos negamos con rotundez, pero Eduardo esgrimió dos razones que terminaron por sentarnos para cumplir con su anhelo; la primera razón es que este Blog no tiene un cierre definitivo, seguirá recibiendo los comentarios de sus leedores -que siempre se publicarán-, por lo tanto esta brillante fuente de consulta no se extingue, mas bien está en serena y vigilante expectativa de vuestras lecturas y respectivos comentarios; cuando nos hizo saber ello, sentimos cierto alivio para nuestro penar, porque consideramos que las buenas obras nunca deben morir, porque aunque fueron dados a la luz por el talento de su creador, la realización de dicha faena, pasan a ser también propiedad de sus lectores.
La segunda razón -tan importante como la primera- es que Eduardo Quevedo, va a publicar un nuevo Blog y que fiel a su singularidad ha titulado “Confesiones a un Árbol”, esta nueva ventana cultural, tiene un abanico mas amplio de alternativas literarias, en este nuevo firmamento, leeremos vivencias personales y de seres que el autor conoce y traza desde su personal pluma que narra con prodigioso intelecto. Quevedo es sabedor que su verbo llega con la misma rapidez que transita en su cerebro, por ello su amplia legión de lectores seguiremos fieles a sus prosas que emanan de su alma viajera y que jamás descansa, nuestro insigne embajador, es franca noción que desenvuelve con proficua inspiración, deleitándonos hasta la saciedad a quienes le seguimos.

Por ello, este colofón no es una despedida, sino mas bien  es un punto y seguido a un excelente trabajo que el prosista, -queriendo o no- inició el mismo instante que aprendió a leer, confesable vicio que le viene acompañando durante toda su existencia, sabido es que para escribir bien hay que saber leer constantemente; Eduardo ha sido y es un consuetudinario visitante de bibliotecas, en sus ratos de ocio -que no son muchos- sigue repasando añejas y recientes lecturas, las mismas que enriquecen su léxico, las mismas que le han vestido de probidad manifiesta, honradez que expresa en sus multidiversas descripciones que engalana con ese verbo labrado en su familia, en sus amigos y en sus libros.
Entonces la expectativa está servida, esperemos con avidez esas “Confesiones…” que seguro estoy, llegarán como los versos que cabalgan a través de los vientos, allí donde se escriban, estarán presentes la ternura y el rigor, la memoria del pretérito y la espontaneidad del presente, la ironía de su prestigioso antepasado y el porvenir que nos brinda su obra. Eduardo es un privilegio para la escritura, se sirve de ella para transitar por la historia lejana y reciente, atizando remembranzas y acariciando sucesos frescos, en su emoción bravía, siempre existirá un recuerdo a la memoria de don Alejandro Quevedo Acosta, su padre, y también a un oportuno maestro que él tuvo cuando traspasaba la frontera de la adolescencia a la juventud, don Pablo Silva Villacorta.
De allí su constante peregrinaje, albergando conocimiento que difunde sin demora, él es feliz donando felicidad a los leyentes, embrujando con el sortilegio que trae en su enriquecido lenguaje, atrapándolos para su poética causa con sublimes términos y con retóricas historias, exhibiendo sana elegancia, investigando, confirmando y publicando, así es el autor, portando su apostolado como un samaritano contemporáneo, orgulloso de sus raíces, gozoso de su origen de clase, satisfecho de su labor, novelando los relatos, utilizando reseñas, reportajes, semblanzas, recurriendo a sabrosas exposiciones o brillosas apotegmas. 
Creo imperativo al mismo tiempo, expresar la mutua gratitud, tanto al autor, como a los lectores, esa extraordinaria simbiosis que se consagró con los respectivos posts, compatible sincretismo que ha sembrado y germinado un poderoso árbol que cobijará bajo su imponente sombra, nuevas entregas de nuestro admirado autor. También es importante entregar el agradecimiento a las personas que colaboraron de entregada manera a la brillantez de esta fuente de consulta y de cultura, a todos los que se dignaron leer y escribir comentarios, a quienes revivieron al amparo de estas historias, añejas pero siempre latentes amistades, a todos sin excepción el reconocimiento sincero; permitidme  mencionar a dos, me gustaría hacerlo escribiendo los nombres de Miguel Koo Chía y Víctor Raúl Arellano Salazar, quienes reencarnan el resumen genético de la buena voluntad de lectores, comentaristas y colaboradores.
He dejado para el final -pero no por ello menos importante- las correspondientes gracias, para todos los integrantes de la familia Quevedo-Serrano, y junto a ellos, porque nobleza obliga y es de necesaria justicia, nuestro abrazo de especial consideración a Dorothy y Terry, hija y esposa de nuestro autor, respectivamente. Esta bitácora les ha arrebatado muchas horas de dedicación, que amorosamente el autor dedica a su familia, retribuimos ese desprendimiento con estas expresiones que  trasladan nuestra identificación y manifiesta honra, porque  es nuestro deber cumplir con este compromiso en las responsables horas de las gratitudes.
A ti Eduardo, gracias por seguir en la brega, naciste para triunfar, por eso los éxitos te visitan con frecuencia, allende te halles, tu exacta pluma hablará siempre por ti, en tu grandeza radica la exquisitez de tus vocablos, en cualquier rincón del orbe que te encuentres, con finos modales o con traviesas impenitencias, nuevas crónicas escribirás con tu personal brillo, con la perfección que nos has acostumbrado y con el acierto que te dicta tu cerebro e inspira tu corazón;  hablando de corazones, no hallé mejor frase que don Francisco de Quevedo, acuñó con acierto, hace apenas cuatrocientos años, “Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan”.
Sigamos hablándonos con el corazón.
Fraternalmente.
Rolando Lucio Roque.
Barcelona, España
Septiembre, 2011

(*) Rolando Lucio Roque escribe regularmente en su bitácora EL SECUESTRO DE LA INSPIRACIÓN
NOTA:
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14 comentarios:

  1. Nuestro agradecimiento a Rolando por tan generoso escrito. Sus palabras son inmerecidas, pero las recibimos con gratitud. Sea ésta una oportunidad más para renovarle nuestra estima personal de toda una vida.
    Abrazos,
    Eduardo

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  2. ME ADHIERO AL COLOFON DE ROLANDO, FELICITANDO LA EXCELENTE LABOR DE EDUARDO EN EL RECUERDO DE SU EQUIPO Y EL EXTENDERLO A LAS FRONTERAS DE LA PATRIA. BUEN MATERIAL, BUENOS COLABORADORES Y QUEDA PUES UNA HUELLA EN LA HISTORIOGRAFIA CHIMBOTANA. GRACIAS POR LOS CORREOS.
    SALUDOS
    FERNANDO BAZAN.

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  3. Marco Antonio Arroyo Benites17 de septiembre de 2011, 7:08 a.m.

    Como uno de los lectores del Rincón de los Recuerdos (posiblemente el lector más fiel del blog...JAJAJAJA...) agradezco al señor Rolando Lucio por tan excelente artículo (no ha omitido nada). Y a tí Eduardo te conozco de casi toda la vida, y he seguido tu blog página por página, artículo por artículo, y cada reconocimiento lo tienes bien merecido.

    Ahora me estoy frotando las manos esperando por las “Confesiones a un Arbol”.

    Muchas gracias, felicidades y abrazos de pelícano para todo el mundo...... (los pelícanos tienen las alas grandes)!!!!!!!!!
    Marco

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  4. Eduardo, muchas felicidades por tan arduo trabajo. Creo que todo reconocimiento es muy bien merecido.
    Isbel

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  5. Eduardo, que pena no recibir mas tus letras en este formato, gracias a él motivó que mi compañía planee producir un especial periodístico de tipo gastronómico sobre Chimbote y sus personajes, lo hare para una de nuestras revistas, me gustaria contar con los personajes de los cuales has escrito. Ya lo conversaremos .
    Un abrazo
    Karlo Alvarez
    www.grupogastronomico.org

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  6. Muy estimado Eduardo…

    Dicen que los orientales somos personas imperturbables y algo frías.  En mi caso particular, no debo ser la excepción, sin embargo este colofón escrito con excelente composición y exquisita pluma por parte de Rolando me ha emocionado intensamente.
     
    Sin duda que no erraste al decidir que sea Rolando el encargado de escribir estas líneas finales, pues aparte de ser de un apasionado de Chimbote y ser hincha del buen fútbol (la Biblia dice: De la abundancia del corazón, habla la boca), a seguido al milímetro cada paso del blog y sobre todo, ha hecho una descripción notable de cada relato referente a tus vivencias de una niñez y juventud vivaracha y llena de nostalgia.
     
    De esa manera, nos anima a no entristecernos con un epitafio final del blog, pues como bien dice el buen Motta “será un punto y seguido” de una nueva ventana cultural que nos entregarás bajo el nombre de “Confesiones a un árbol”, el cual muchos ya esperamos con avidez y te agradecemos de antemano porque –qué duda cabe- seguramente serán crónicas y artículos donde nuestra querida ciudad junto a tu familia estarán como eje central de tus escritos.
     
    En lo que se refiere al querido José Gálvez FBC considero que en algún momento la institución deberá hacerte un reconocimiento por haber hecho una magnífica investigación de su etapa más gloriosa. Y, si esto no se da, lo más importante es que será la historia y los que amamos el deporte en Chimbote que te reconoceremos como el adalid de rescatar una serie de sucesos desconocidos del denominado “Equipo del pueblo” –aún para mí que tango 43 años– y cuanto más para las nuevas generaciones.
     
    Quizás algo que nunca te comenté, es el hecho que la mayoría de jugadores que participaron el esas gestas históricas del club, se reúnen cada semana a jugar entre ellos y comentan sobre tu blog, ya que sus familiares y amigos están al tanto de cada publicación y se lo transmiten a ellos. Lamentablemente por las diferencias generacionales  y la muy entendible impericia del manejo del internet no han podido expresarte su agradecimiento en este blog , no obstante hoy aprovecho para transmitirte el reconocimiento de todo este grupo ejemplar, encabezados por su gran capitán Germán “Papi” Ostolaza.
     
    Como siempre te digo, no es mi deseo extenderme demasiado. Por ello culmino agradeciendo a Dios por haberme brindado tu amistad “on line”, pues como ya hemos dicho en varios comentarios anteriores, no hemos tenido aún la oportunidad  de conocernos personalmente. Agradecer a Rolando porque de manera gratuita me menciona en este capítulo final, pues considero que mi aporte fue muy modesto en comparación a las cientos de horas y trasnochadas que consagraste en este gran blog de trascendentales recuerdos.
     
    Esperando que en algún momento pueda estrecharte con un fuerte abrazo, me despido esperanzado que “las confesiones a un árbol” disipen mi tristeza de este final….
     
    Atte.

    MIGUEL A. KOO CHIA

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  7. Víctor Alfredo Cueva Rojas17 de septiembre de 2011, 6:33 p.m.

    Eduardo:
    He leido con atención la despedida de tu blog, y quiero felicitarte por el excelente trabajo que has hecho para tu tierra (Chimbote). Te conozco desde nuestros tiempos en la Facultad de derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Trujillo, y también al mismo tiempo trabajamos juntos en el edificio de la Oficina Regional del Seguro Social. Recuerdo también que nunca coincidimos politicamente, pero siempre fuimos nuestros mejores amigos (... los bares y cantinas de Trujillo pueden dar fe de ello!!!!)

    Te felicito por tu trabajo, y veo que pronto estarás empezando un nuevo proyecto ("Confesiones a un Árbol") para lo cual te deseo todo el éxito del mundo.
    Abrazos.
    Víctor Alfredo

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  8. Estoy de acuerdo con el colofón de Rolando.
    Quiero resaltar algo que sabiamente dice Rolando: EDUARDO ES UN PRIVILEGIO PARA LA ESCRITURA pues nos hizo viajar por el recuerdo con el equipo de todos los chimbotanos, como es el JOSÉ GÁLVEZ FBC, con las vivencias de los años gratos del futbol peruano que fueron los ‘70s. y los chimbotanos tuvimos el privilegio de ser testigos de ello.
    Estimado Eduardo, adelante con el nuevo blog.
    Guillermo

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  9. Víctor Raúl Arellano Salazar18 de septiembre de 2011, 4:53 a.m.

    Apreciado Eduardo y amigos lectores:
    Hoy, después de mucho tiempo acepté una invitación para almorzar con nuevos amigos del arte, camino a dicha cita me encontré con un viejo conocido chimbotano quien tuvo elogiosas apreciaciones sobre Eduardo y amistades del puerto comunes, y… es que… Ed. es eso: amistad, reconocimiento, entrega y meticulosidad en lo que se propone.

    Rolando con su frescura literaria define, en “La Siembra del Colofón”, el derrotero de este Blog dedicado al Gálvez, y Miguel Koo Chía se despoja de su imperturbabilidad y frialdad confesas para emocionarse, ironía perturbadora: despedida alegre con anuncio de nacimiento, la historia del José Gálvez no se va, nació para quedarse con los suyos, con los nuestros, con su blog, con Eduardo, con Chimbote.

    Chimbote, sus calles, sus canchas, su estadio, sus vendedores, sus pescadores, sus armadores, sus pobladores, sus muchachos de las esquinas del barrio, sus peloteros, sus familias visionarias, sus lanchas, sus fábricas, son hombres luchadores, sus mujeres decididas, sus sindicatos, en fin su vida propia queda reseñada, grabada, estampada, recreada, en este esfuerzo que es la arquitectura de la pluma de Eduardo.

    Todos esperan al nuevo caminante que es confesor, cómplice, amigo, espejo, entrada y salida, escala, desde ya “Confesiones a un árbol” está presente, se mece entre nosotros, fructifica, es el nuevo reto de nuestro escriba que a la vez es amigo, peculiar en su humildad y generoso en su grandeza.

    Este almuerzo (del que hablo al principio) me acercó a amigos de Chiclayo y a paisanos míos cuya singularidad radica en su amor por la tierra, en la convicción vinculante con el pasado vivo de todas las sangres, en su tenacidad para mantener vivo ese cordón umbilical que a pesar de las distancias sigue uniéndonos… al compás de Amor, Amor, huayno muy querido me despido y agradezco a todos los lectores de Eduardo, a sus amigos que espero también sean míos con ese adagio que dice “Caminante no hay amino, se hace camino al andar”, José Gálvez, José Gálvez, ¡RA! ¡RA! ¡RA!
    Víctor

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  10. Eduardo:
    Quizás pueda repetir muchas líneas coincidentes escritas por que al final somos o amamos a Chimbote ... Te felicito por todo el trabajo realizado de una época histórica de nuestro José Gálvez.

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  11. JOSÉ GÁLVEZ ESTA EN LOS CORAZONES DE TODOS LOS CHIMBOTANOS, ES NUESTRA IDENTIDAD, NEGAR A ESTE EQUIPO ES NEGARME COMO CHIMBOTANO.
    JORGE.

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  12. Hay recuerdos que están almacenados como pequeños manantiales en las alturas, sin conectarse, hasta que aparece algún hilo de agua que los une y poco a poco fluyen como una anamnesis colectiva hasta formar ríos que alimentar el mar de la vida; el Blog de Eduardo ha conseguido unir muchas fuentes de imágenes, palabras, sonidos y sentimientos de quienes compartieron, arena, mar, brisa, aire, calor, tierra, cemento, personas, alegría, tristezas... enchapadas en esperanza.

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  13. Muchas gracias por vuestros comentarios, escribir loas a quien lo merece es fácil, el sendero está trazado a partir de las prosas de Eduardo, intenté trascribir vuestros sentimientos, sé que el autor merecía mucho mas, pero lo importante es que todos juntos, haremos realidad la edición de un libro que premonitoriamente, don Oscar Colchado, ha profetizado será un best seller.
    Brindo por el autor, por su digna familia y por todo los lectores y comentaristas, sois grandes en todo sentido del verbo.
    Chene, tienes el don de la ubicuidad, llegas y dices un resumen digno de admiración.
    Abrazos fraternos.

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  14. José Luis Murillo Chinchayán1 de octubre de 2011, 9:21 p.m.

    Eduardito
    En relación al Colofón de este blog te digo: el final de un libro, como hemos tomado conocimiento, no es un cierre definitivo y eso nos alegra, por lo tanto vamos a seguir comentando y leyendo los diversos pasajes de tu blog con el que muchos nos hemos identificados. Me he sentido en muchos pasajes de estas lecturas como el actor principal de El Rincón de los Recuerdos, especialmente en las “Zampaderas” y es más, han salido recuerdos personales de mi niñez con mis queridos abuelos maternos y muchas veces he pensado que Chimbote no es igual sin ellos.

    Muchas gracias Eduardito por hacerme recordar muchos pasajes de mi etapa de niño. Esperando con gran expectativa el libro y tu proximo blog Confesiones a un Árbol que debe estar ya sembrado. Muchas felicidades a ti y a tu linda familia.
    Un abrazo
    José Luis

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